Me siento bien, por no sentirme
mal,
sonrío en mi cara, porque no quiero
llorar,
le obligo a mi alma, a no recordar.
Se que estás ahí, pero no estás,
las palabras se hacen huecas,
cuando te oigo bostezar.
No siento nada si tu no estás,
no hay primavera, si no te oigo
respirar.
Necesito tu presencia, para hacerme
apaciguar,
este corazón latente, que ahora
está en el mar.
Está pegada a mi piel, como los
fotogramas del recordar,
como la luz de la mañana, cuando me
giro para observar.
Me abrazo a la almohada, por verte
al revés,
así las cosas son sencillas y no me
piden si me ves.
Si lo haces, no lo se, eso ya no
importa,
pues no se puede olvidar, aquello
que viviste ayer.
El pasado es un hondo pasadizo, que
nos ayuda a sostener,
o quizá es un abrupto camino, que
nos hace decaer,
En los dos casos, nos hace
estremecer,
Son los latidos de la vida, que nos irrigan para vernos
crecer.
Tú me haces crecer, para bien o
para mal,
es lo que tiene esto, después de
tanto soñar.
Deleite de mi querer, son estos
sueños,
me encanta tenerlos, si se que tu
no estás.
Quiero saber, que te hace suspirar,
Te tengo clavado en la retina y no
te puedo besar.
Que me has dado vida, acaso esto es
libertad?
Libertad para sentir, libertad para
expresar,
todo aquello que rechazo, vuelve a
mi como un volcán.
Te amo como no lo he hecho jamás,
Con los ojos y con la mente, con
las manos y el andar,
Con el corazón y la razón, te amo
sin cesar.
Te necesito con la luz y no me
olvido en la oscuridad,
El frío no me para y el calor aumenta
mi anhelar.
Si tus manos noto, en mi cuerpo
naufragar,
estremeces mis poros con hielo,
para culminarme con un calor
abismal.
Vuelas en mis sueños, nadas en mi
mar,
yo te veo a lo lejos, pero no te
puedo tocar.
Eres la marea espumosa, que se
acerca a las rocas,
vaivén incesante de sal, que rompe
esas piedras,
erosiona el principio de su creación, para
después,
olvidarse y marchar.
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