No quiero que enferme envenenada
ni que sus malditos remordimientos
reverberen en la nada…
No quiero verle tragarse la saliva
mientras teme la consecuencia
mientras avista su mezcla la cautiva..
No quiero no…
No quiero que se disponga entre los cuentos
ni que por no catarlo
se quede como el hielo…
No quiero oírla decir que no ha pecado
porque eso se queda dentro
porque carcome hasta el propio cansancio…
No quiero…
No quiero que se sienta perversa
ni que su libertad estrangulada
ensucie su purificación ilesa…
No quiero verla preguntarse en la penumbra
si un impulso vale la pena
si un impulso deja de serlo cuando lo deseas…
No…